¡Nos mudamos!

Después de unos meses viviendo en nuestra la Casa ¡volvemos a hacer mudanza! Cualquiera diría que nos encantan… pero no es así. Como ya sabéis, la Casa era demasiado grande para nosotros y tuvimos claro desde el principio que, una vez que se terminara el contrato que habíamos heredado, nos iríamos a un sitio más pequeño.

Valoramos mudarnos a otra casa pero no hay mucha oferta para alquilar en el Pueblo y menos aún ‘pequeño’. Así que recurrimos a una opción que ya nos gustaba incluso antes de venir. Un edificio de apartamentos para gente como nosotros, profesionales desplazados por un periodo más o menos largo.

Esta vez no fue difícil, aún tenemos pocas cosas que empaquetar, sólo habíamos comprado los muebles imprescindibles y un par de amigos nos ayudaron a cargar y descargar las cosas del camión de mudanzas que alquilamos. En una mañana teníamos todo en la que ya es nuestra nueva casa.

WP_20160417_09_33_10_Pro
Cargando muebles

Y aquí estamos, en un apartamento en el centro del Pueblo: dos habitaciones, dos baños, cuarto de lavadora y secadora y un espacio enorme que hace las funciones de cocina-salón-comedor. Cuando lo vinimos a ver no me parecía muy grande pero al meter los muebles me di cuenta de que no puedo llamarlo ‘apartamento’… ¡tiene 120 m!

Quizá la mejor forma de describiros cómo es es con algo que nos dijo una amiga que vino  al Pueblo y que nos decía que antes vivíamos en una casa de Mujeres Desesperadas y ahora en un apartamento como en Sexo en Nueva York (jajaja, pero salvando las enooooooooomes distancias entre el Pueblo y la Gran Manzana, ¡claro!)

WP_20160524_14_50_39_Pro
Nuestra Nueva Casa

¿Y queréis que os cuente qué es lo que más me gusta? Que aun estando con pocos muebles y sin decorar, es mucho más acogedor. Me encanta también que nos cabe de sobra la mesa de comedor. Es la más grande y más bonita que encontramos cuando fuimos a Ikea y no tenía claro que hubiera suficiente sitio para ella  sin tener que atravesarla en medio del salón. Pero cabe. Y todavía queda sitio de sobra alrededor.

Y me gusta que en el edificio tengamos zonas comunes que nos facilitan mucho las cosas: un gimnasio muy completo, una zona de trabajo, un salón común con una tele enorme (perfecta para las contadas ocasiones en la que la queremos ver) y una sala de reuniones que me sirvió de oficina hasta que tuvimos internet en casa y que no descarto volver a usar siempre que me haga falta.

Además, al estar en el centro del Pueblo, podemos ir a tomarnos una cervecita andando. Y cuando quedamos para cenar, volvemos a casa a pie. Un pequeño lujo que estamos disfrutando un montón.

Ahora nos queda ir decorándola poco a poco así que las ideas son bienvenidas. ¡Y las visitas también!

 

 

¡Nos mudamos!